“El hombre no es nunca feliz, pero se pasa la vida corriendo en pos de algo que cree que le hace feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solamente consigue verse desilusionado”. Arthur Schopenhauer.
Desde la época del Romanticismo el amor tuvo el salvoconducto de hacerse más importante para las personas pero en las décadas pertenecientes al Postmodernismo se ha hecho más difícil para el sujeto ponerlo en práctica.
El amor se está desligando de los modelos y seguridades tradicionales y se sobrepone la decisión de cada partenaire de estar en la posibilidad explícita de ejercer en el momento que lo decida toda su «autonomía», sin importar nada ni nadie más para llevarlo a cabo.
El carácter autónomo de la actividad sexual en la pareja y el exacerbado individualismo (narcisismo refinado) hacen frágiles los vínculos y abren paso rápidamente a la infidelidad afectiva y sexual, ya sea de manera tangible o virtual (uso de redes sociales en Internet). Todo esto ha impulsado a someter a prueba la fidelidad entre los consortes, en algunos casos vía experimentación —por paradójico que parezca— en el intercambio de pareja, trío o sexo grupal.
Esta afirmación se sustenta en la experiencia de aquellos sujetos —que ostentan el apelativo de “mente abierta”— que con el deseo de ofrecer una experiencia, o cumplir una fantasía erótica y sexual intensa a su partenaire propician un encuentro sexual con un tercero o un intercambio de pareja.
Lamentablemente el resultado es casi siempre diferente al esperado, la experiencia puede ser decepcionante al observar el sujeto que su pareja ni siquiera alcanza el placer previamente fantaseado, o quedar sorprendido al advertir que su partenaire gusta de mayor placer en los brazos del otro, lo que puede conducir a sentir una grave herida narcisista.
Las repercusiones que surgen después de experimentar el estilo de vida Swinger son generalmente de inestabilidad psíquica que orilla a una inseguridad emocional y que casi siempre termina en una separación afectiva definitiva.
El vínculo es en estos casos puesto a prueba: “se apostó por el erotismo y lamentablemente se perdió el amor”. El lazo amoroso terminó roto, el compromiso disuelto, o la crisis afectiva (celos, reproches, etcétera) es ahora el pan de cada día.
Desde la época del Romanticismo el amor tuvo el salvoconducto de hacerse más importante para las personas pero en las décadas pertenecientes al Postmodernismo se ha hecho más difícil para el sujeto ponerlo en práctica.
El amor se está desligando de los modelos y seguridades tradicionales y se sobrepone la decisión de cada partenaire de estar en la posibilidad explícita de ejercer en el momento que lo decida toda su «autonomía», sin importar nada ni nadie más para llevarlo a cabo.
El carácter autónomo de la actividad sexual en la pareja y el exacerbado individualismo (narcisismo refinado) hacen frágiles los vínculos y abren paso rápidamente a la infidelidad afectiva y sexual, ya sea de manera tangible o virtual (uso de redes sociales en Internet). Todo esto ha impulsado a someter a prueba la fidelidad entre los consortes, en algunos casos vía experimentación —por paradójico que parezca— en el intercambio de pareja, trío o sexo grupal.
Esta afirmación se sustenta en la experiencia de aquellos sujetos —que ostentan el apelativo de “mente abierta”— que con el deseo de ofrecer una experiencia, o cumplir una fantasía erótica y sexual intensa a su partenaire propician un encuentro sexual con un tercero o un intercambio de pareja.
Lamentablemente el resultado es casi siempre diferente al esperado, la experiencia puede ser decepcionante al observar el sujeto que su pareja ni siquiera alcanza el placer previamente fantaseado, o quedar sorprendido al advertir que su partenaire gusta de mayor placer en los brazos del otro, lo que puede conducir a sentir una grave herida narcisista.
Las repercusiones que surgen después de experimentar el estilo de vida Swinger son generalmente de inestabilidad psíquica que orilla a una inseguridad emocional y que casi siempre termina en una separación afectiva definitiva.
El vínculo es en estos casos puesto a prueba: “se apostó por el erotismo y lamentablemente se perdió el amor”. El lazo amoroso terminó roto, el compromiso disuelto, o la crisis afectiva (celos, reproches, etcétera) es ahora el pan de cada día.
Be First to Post Comment !
Publicar un comentario