“La demanda se satisface pero el «deseo» siempre queda suspendido en la insaciabilidad (el incumplimiento de lo imposible) esto se encuentra íntimamente relacionado con el hecho de que los sujetos en ocasiones pueden «hacer el odio» a su partenaire con la ilusión de estar «haciendo el amor», aunado a menudo, erradamente, con la esperanza que la gratificación fisiológica sea totalmente plena pero la «demanda sexual» en estas circunstancias no conduce a una sensación de contento sino de tristeza o frustración, y, lo que es más importante, a su inmediata e incesante repetición”.
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