La conclusión a la que llega William Ronald Dodds Fairbairn es que la experiencia de los límites entre hombres y mujeres sólo puede superarse cuando la destrucción simbólica del otro como sujeto, permite emplear los órganos sexuales de él o ella como dispositivos mecánicos sin ningún compromiso emocional.
“El asesinato sádico es la consecuencia extrema pero lógica del esfuerzo por penetrar en el partenaire hasta la más profunda esencia de su ser, y de este modo se suprime toda sensación de estar excluido de esa esencia”.
En circunstancias más moderadas, la perversidad —el reclutamiento del amor al servicio de la agresión— transforma la intimidad sexual profunda en una mecanización del sexo, derivada de la desvalorización radical de la personalidad del otro.
La perversidad que se manifiesta en las parejas que participan en «tríos sexuales» o «sexo grupal» podemos constatar la sexualidad perversa polimorfa característica de la infancia. Después de seis a doce meses de llevar a cabo frecuentemente estos encuentros, desaparece en los sujetos la capacidad para la intimidad sexual (y, en realidad, para toda intimidad) Gilbert D. Bartell.
En estas circunstancias, la estructura edípica tiende a quedar desmantelada por lo que la excitación sexual disminuye considerablemente, la participación sexual directa se vuelve escasa y el sujeto pasa al plano del voyeurismo casi exclusivamente. Esto presenta un marcado contraste con los efectos estabilizadores que mantiene la pareja con respecto de una relación sexual triangular real.
En la relación de pareja heterosexual se alcanza un equilibrio que permite el «acting out»* de la agresión no integrada, mediante la escisión del amor y la agresión; se logra el «acting out» de la culpa inconsciente por el triunfo edípico, manteniendo con esto una relación amorosa plenamente satisfactoria.
*En psicoanálisis «acting out» es un término utilizado "para designar acciones del sujeto que presentan casi siempre un carácter impulsivo, relativamente independiente al curso de sus actividades, en contraste con los sistemas de motivación habitual del sujeto.
En el surgimiento del acting out el psicoanalista ve la señal de la emergencia de lo reprimido. Estos actos, más que formas de actividad racionalmente emprendida, son repetición de situaciones padecidos en la niñez o intentos de poner fin a conflictos de la infancia. El sujeto utiliza una situación real, de algún modo vinculada, por asociación, con un conflicto infantil reprimido, como una oportunidad de descarga.
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